Esteban corre

Es asi como ahora reencuentro aquellos versos saficos en las palabras de un joven poeta venezolano.

No es un tema de temas, lo sabe bien el lector de poesia, es decir, lo que nos convoca, no son las anecdotas ni los sucesos, lo que nos llama en este libro son imagenes, como antiguas efigies, quebradas, fragmentadas pero a la vez limadas por la sabiduria de lo decantado y por lo tanto integras y complejas.

Cuanto hay detras de la sutura de un torso fragmentado, cuanto de memoria y desamparo.

Sin embargo, puede que solo distanciandonos del relato que subyace a la huida de Esteban podamos acercarnos a nuestro propio desgarro, como si se tratara de una herida griega, biblica, una herida arquetipal.

Y como en cada expulsion del paraiso, ulterior a todo extasis, son el exilio y la huida los unicos asideros del amante, que por oficio sabe que esta destinado a apartarse.

Que Esteban corra no nos asegura que estara a salvo, quien lo esta? pero si lo situa en el presente, desde donde divisamos lo que separa el pasado de lo que ha de venir, de lo que se ha de tejer.

Es en ese punto del tiempo, en ese tiempo curativo, donde quizas radica la unica posibilidad de mantenerse ileso, la travesia, el camino.

Pero esto, no debemos olvidarlo, ocurre solo hoy, en este pinar romano, desde donde veo caer la tarde con mi propio e irrepetible Esteban en las manos.

CARMEN LEONOR FERRO. Roma, 2020.